NOTA MARIANO SARAVIA EN REVISTA 23
CAMBIOS POSIBLES
El
Recodo, el Dibo, el 2014, los cambios y el hombre nuevo.
El Recodo del Sol es un lugar mágico enclavado
en las Sierras Chicas. Entre Unquillo y Cabana. Una ex capilla convertida en
salón cultural, donde suelen tocar desde
músicos populares de la zona hasta artistas reconocidos como Lito Nebbia, Raúl
Porchetto, Osvaldo Bayer o Santiago Feliú. Pero El Recodo del Sol es mucho más
que eso. En realidad surge de la Fundación El Recodo del Sol, una institución
dedicada a la educación popular, la promoción de las artes y la animación socio
cultural. Su alma máter es Martha González, cofundadora allá por el 2001. ¿Por
qué proponemos este tema al lector en este primer número de 2014? Porque nos
parece que es un buen ejemplo de todo lo que se puede, de todo lo que somos
capaces de hacer los cordobeses y los argentinos, a pesar de los pesares. Es un
hermoso ejemplo de que otro mundo no sólo es posible sino que es
imprescindible. Y que lo podemos lograr. Al menos podemos cambiar el mundo que
nos circunda, nuestro mundo próximo. En El Recodo del Sol, durante toda la
semana y durante todo el año se dan talleres de educación no formal de las más
diversas temáticas y se da un especial impulso a la promoción de la música, la
plástica, la literatura y las artesanías. Y hasta funciona un merendero llamado
El Recodo del Niño. En el año 2006 se creó la biblioteca Miguel Aurelio Paz, y
además se dan talleres de canto para adultos, periodismo infanto-juvenil,
teatro, música y yoga. Y lo que da origen a esta nota, el programa “Salud arte.
Creamos, cuidamos nuestra salud y nos comunicamos con la vecindad”. Porque no
tendría sentido ser un lugar paradisíaco en un lugar mágico pero rodeado de la
más lacerante pero ignorada de nuestras realidades. Es que El Recodo del Sol
está en el camino a Cabana y Los Quebrachitos, en Unquillo. Por ahí circulan
diariamente autos último modelo y también de los otros. Personas de distintas
clases sociales pero que muy pocas veces miran al costado por la ventanilla. Si
lo hicieran, verían el complejo Dibo y el barrio Quebrada Honda, donde sus
habitantes tienen que pelearla diariamente como cualquier cordobés de cualquier
villa extramuros. Este lugar fue, otrora, un centro turístico de gran
convocatoria. La decadencia de la actividad turística a partir de la década de
la década del ‘70, la crisis económica que padeciera el país y la provincia
durante los ‘80, profundizada en los ‘90 y que hiciera explosión en el 2001
impactó en la localidad y sus consecuencias se reflejan en el deterioro
edilicio y la obsolescencia funcional y constructiva del complejo Dibo. En la
actualidad, 40 familias pobres que no cuentan con trabajos estables ocupan o
alquilan esos pequeños departamentos, con instalaciones sanitarias deficitarias
que ponen en riesgo la salud de sus habitantes. Desde mediados de 2011, la
Fundación El Recodo del Sol aplica en el barrio Quebrada Honda este proyecto
llamado “Salud arte…”, iniciativa pensada para fortalecer vínculos con la
población de los barrios cercanos, mediante actividades tendientes a integrar
salud, arte y comunicación, y destinadas a niñas, niños, adolescentes y
familias del barrio. En conversación con Veintitrés, Martha González explicó:
“El proyecto se elaboró para promover la integración de la comunidad desde lo
pedagógico, lo conceptual y lo artístico, basándose en la Ley 26061 de
protección integral de los derechos de niños, niñas y adolescentes. La
aplicación de este proyecto contó con un subsidio del Ministerio de Desarrollo
Social de la Nación y se realizaron talleres participativos, construyendo
espacios de pertenencia y contención en relación con la salud, la nutrición, el
arte, la comunicación, la convivencia. Desde enero de 2012, ya finalizada la
aplicación del subsidio, seguimos trabajando con voluntarios y voluntarias para
la atención de niñas y niños del barrio los días sábados, en actividades que
integran plástica, literatura, convivencia, ajedrez, cuidado del ambiente”.
Pero además este proyecto, más allá de los objetivos previstos, posibilitó el
acercamiento con adultos que viven en el complejo Dibo. Allí, cada familia
ocupa pequeños departamentos de un dormitorio, en los que suelen convivir, en
algunos casos, hasta 15 personas (abuelas, madres, hijas madres, niños). Los
habitantes actuales de este complejo vienen, en su mayoría de barrios de la
ciudad de Córdoba y de Unquillo. Los departamentos se alquilan de manera
precaria, es decir, sin contrato, con bajo costo (150 pesos actualmente).
Quince de estos departamentos son ocupados de manera discontinua, es decir, por
familias que los habitan de manera transitoria. Otros ya han adoptado esta vivienda
de manera más estable, dentro de la precariedad de este tipo de alquiler. Pero
lo peor es el estado del complejo y de los servicios. Y aquí surge el otro gran
trabajo de El Recodo del Sol, y cómo tendiendo puentes con el Estado, ha
logrado algunas mejoras importantes para la gente. No sólo con los programas
del Estado nacional, sino también con un trabajo directo con el Estado
municipal. Todo puede (y debe) mejorar En el complejo Dibo, el agua se provee
de pozos que pueden estar contaminados y de tanques que no cuentan con la
higiene necesaria. El sistema cloacal desemboca en el arroyo y se producen
roturas durante las crecientes del período de verano. No existen contenedores
de residuos adecuados, lo cual suma al estado de falta de higiene. El barrio Quebrada
Honda está a 30 cuadras del centro de Unquillo, y por lo tanto a esa distancia
del hospital. En diciembre de 2011 se retiró un tráiler de la Dirección de
Salud de la Municipalidad, destinado a atención primaria de la salud de la
zona, que atendía los jueves de 8 a 17. Por lo tanto, las familias de esta zona
se quedaron sin atención de salud. También los vecinos piden que se atienda el
problema de la adicción a drogas, delincuencia, niños solos en la calle y la
limpieza del arroyo. En una entrevista a una vecina del barrio, publicada en la
revista Quebrada Creativa, Carmen Mendoza manifiesta: “… a mediados del año
2010 la policía local realizó allanamientos en el complejo que marcaron un
antes y un después… Nos escracharon en los diarios, quedamos todos con una cruz
y a muchos les costó conseguir trabajo, por decir que era de Dibo… Fue violenta
esa época para nosotros, con policías con armas en medio de las criaturas… nos
separamos mucho… perdimos amistades… nos cerramos”. Para Martha González, “a partir
de la experiencia llevada a cabo con la aplicación del proyecto Salud, Arte! en
materia de educación y salud, entendemos que existen problemas integrales en
esta comunidad y que podrían sintetizarse en pobreza y exclusión”. “Además de
la pobreza, lo peor es la exclusión porque el Dibo está estigmatizado por otros
habitantes del barrio Quebrada Honda y de otros barrios circundantes debido a
una situación de marginalidad que la misma vulnerabilidad provoca”, completa
Martha. Ante el aislamiento, la falta de viviendas, la ausencia del Estado, la
precariedad en la provisión de agua, la falta de elementos para la disposición
de los residuos y para el tratamiento de efluentes cloacales en el complejo
Dibo, se inició un trabajo más fuerte con la comunidad y con la Municipalidad
de Unquillo. ¿Cambió algo? Si, para ejemplo de muchos que sin luchar descreen
en que los cambios son posibles. Por empezar cambió la comunicación con las
mujeres del barrio, casi todas madres de niños y niñas que participan de los
talleres de la fundación. Y como suele suceder, las mujeres fueron el motor del
cambio. Primero, un cambio de actitud. Luego se hizo un relevamiento de
familias para luego organizarse y presentar sus reclamos en conjunto ante los
distintos niveles del Estado. Un Estado que había estado ausente en las últimas
décadas, un Estado absolutamente responsable de la situación de abandono de
estos ciudadanos. Entonces sí, se redactaron reclamos al intendente de Unquillo
(Germán Jalil), al Concejo Deliberante y a la Cooperativa de Agua. El
intendente respondió y las mujeres lo citaron en El Recodo del Sol. En esa
reunión participaron 15 mujeres, algunos miembros de la fundación, el
intendente Jalil y su secretario de Obras Públicas. Las mujeres les presentaron
a sus funcionarios tres reclamos muy concretos: el agua potable y la limpieza
de los tanques; el arreglo de las cloacas que estaban permanentemente
colapsadas y tiraban sus efluentes al arroyo; la recolección de basura, y
finalmente un dispensario médico. La respuesta fue casi inmediata y al día
siguiente empezaron los trabajos. Tan es así que actualmente, estas familias
pueden brindar (aunque sea con una sidra o un vino de mesa) porque tienen agua
potable, se mejoró la recolección de residuos y se abrió un dispensario médico
frente al complejo Dibo, que garantiza la atención primaria de la salud. Queda
para este 2014 esperar que se concrete el mejoramiento y arreglo de las
cloacas, algo fundamental para la higiene y la salud pública. “Todo esto es muy
gratificante porque demuestra que vale la pena luchar –cuenta Martha-. Además,
las mamás han organizado un comedor al que han llamado Manos Solidarias, desde
la fundación colaboramos con alimentos que solicitamos a la Fundación Banco de
Alimentos, ellas lo han planteado como un lugar de encuentro entre adultos,
niños y jóvenes alrededor de una mesa comunitaria”. Y desde noviembre alumnos y
alumnas de la Escuela de Trabajo Social de la UNC, en convenio con la
Fundación, realizan prácticas en el complejo, para ayudar a las mujeres a
organizarse. ¿Qué falta todavía? Mucho. Por empezar el incentivo para más
educación entre adultos/as, incentivo para el logro de una actividad
productiva. El programa MI PC podría orientarse en esos sentidos. También están
tratando de organizar un emprendimiento de huertas comunitarias. “Consideramos
también indispensable un proceso de educación de adultos/as, orientado a la
organización comunitaria y a la valoración del trabajo como organizador de la
vida de las personas”, subraya Martha. También ayuda la Ley de Medios Por otro
lado, la Fundación El Recodo del Sol y Radio Nativa de Unquillo, fueron
seleccionadas por la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual
(AFSCA), como uno de los 55 proyectos radiofónicos a nivel nacional que resultaron
ganadores de la segunda convocatoria del Fondo de Fomento Concursable para
Medios de Comunicación Audiovisual. El proyecto premiado consiste en promover
un espacio de participación a través de la comunicación, para la vecindad del
Dibo. Al respecto, Martha cuenta: “Con esto intentaremos el fortalecimiento de
la sociedad civil, la organización de la base social, la identificación de los
actores y el rol que ellos desempeñan para establecer un modelo de democracia
participativa que garantice calidad de vida e inclusión social. Intentaremos
instalar un espacio de comunicación, que tenga como fin producir contenidos
para ser difundidos a través del reconocimiento y la visibilización de las
realidades particulares, que se multiplican en el contexto, incentivando así el
desarrollo y la integración de sectores excluidos, suscitando la alianza de
individuos en la solución de problemas sociales críticos de la comunidad. Por
esto, buscamos promover el reconocimiento de los afectados como actores
sociales, que a través de la elaboración de productos comunicacionales pueden
instalar la concientización de las condiciones en que habitan e incidir en
ellas para modificar las variables socio-económicas, y culturales-educativas en
que viven y mejorar su calidad de vida, además de instalar en la sociedad
unquillense una realidad que le atañe, eliminando sesgos discriminatorios que
hoy están instalados en relación al Complejo Dibo”. Concretamente, van a
empezar con la producción de 50 micros de 12 minutos cada uno y 60 mensajes
publicitarios de dos minutos cada uno. El eje general serán los Derechos
Humanos, pero atentos a la realidad del Dibo, las temáticas girarán en torno a
la perspectiva de género, la lucha contra la violencia, la niñez y la
adolescencia, la diversidad cultural y los valores sociales. “Los temas
rescatarán las particularidades que identifican a los actores, para el
reconocimiento entre ellos y para transformar la imagen que la sociedad tiene
sobre este lugar”, concluye Martha. La puesta al aire del proyecto, que también
será en Radio Nexo de Villa Allende, se iniciará en el mes de marzo. Por todo
esto, ¿cómo no creer que los cambios son posibles? ¿Cómo no creer en la lucha?
¿Cómo no brindar por el 2014? Porque todavía hay esperanza en la paz, en la vida
compartida, en la lucha solidaria. En la superación del ser humano. En el
hombre nuevo.